Todos tenemos qué hacer.
Sergio Gómez Montero.
“… Todavía no sé si mi País es éste/
vuelvo a dudar del álbum de familia”.
P. Medina: Vocación de otoño.
Dice la conseja popular que el tiempo todo lo cura. Pero, en ocasiones, el tiempo se hace largo y ni aún así las heridas cicatrizan. Eso sucede con las heridas de la historia, que se reproducen a través del tiempo y que, a la manera de Paz, se mantienen vivas como pájaros.
Hoy, Oaxaca es la consigna: No la podemos dejar morir ni luchar sola.
Hoy la apuesta de los grupos de poder, los que cometieron fraude en el reciente proceso federal electoral, es a favor del tiempo: A él le están confiando todo para que lo más pronto posible sanen las heridas que le causaron al País y que los agravios cometidos se olviden como si nada hubiera sucedido (ay, el pobre Calderón afirmando en Monterrey que hará suyo el programa de López Obrador, tratando de salvar así su conciencia).
Pero, sin duda, les está costando muchísimo trabajo lograrlo, por razones de naturaleza múltiples: Porque la afrenta fue de dimensiones enormes; porque hoy se entrecruzan presente ominoso e historia acumulada, y sobre todo porque hay una gran voluntad popular y ciudadana dispuesta a cobrarse cuentas a como dé lugar.
Allí hay algo que cada día se vuelve cada vez más claro: El caudillaje de AMLO se mantiene vivo, pero, primero, no para salvar una institución en crisis (la Presidencia de la República) y por ende dejando atrás al proceso electoral reciente, que hoy se ve ampliamente superado por el conjunto de luchas regionales y locales que buscan, así, ir cerrando las heridas históricas.
En segundo lugar, abriendo cada vez más espacios para que los 15 millones que votamos por AMLO, nos convirtamos en 30, 40 millones o más de personas que luchemos, en efecto, por mandar al diablo a las instituciones nacionales hoy podridas (como el IFE, que Hugo Amao, quien fuera consejero presidente del tercer distrito electoral de Baja California, acaba de desnudar en su inequidad y corrupción de una manera contundente, haciendo ver que si eso pasó en un distrito, nada raro sería que en los 300 del País haya pasado lo mismo).
Es decir, llegó la hora de darle fin a un País que ya no sirve, que funciona sólo en beneficio de unos pocos poderosos y que lastima al resto de la población, como se le hizo ver a Fox en Mexicali y Tijuana.
Y allí, todos tenemos algo qué hacer.Mucho, por ejemplo, tenemos que hacer los bajacalifornianos para darle cuerpo al proyecto de abrir espacios, porque mucho han crecido los agravios en la región. Pienso (y cada quien debe pensar en los suyos) en los siguientes:
w Parar la explotación de arena, que sin medida es explotada y exportada para alimentar proyectos turísticos de los gringos, lesionando agresivamente el medio ambiente regional.
w Parar los proyectos de las regasificadoras que son un peligro para nuestras comunidades, que se han convertido en entidades autónomas (con cuerpos paramilitares que se encargan de la vigilancia) y que cínicamente arrasan todo lo que se encuentra a su alrededor.
w Luchar para que las condiciones laborales de los trabajadores agrícolas indígenas de la región se concreten en el marco de la ley y se respeten verdaderamente sus derechos humanos.
w Recuperar para los campesinos del Valle de Mexicali sus aguas, sus tierras, sus cultivos; que el espíritu que animó al Asalto a las Tierras se vuelva a hacer presente.
w Parar el muro de la ignominia que Bush y Stenbrenner quieren erigir, por los muchos daños sociales y medioambientales que causaría a nuestra zona fronteriza.
w Lograr que el agua y la energía eléctrica se distribuyan sana, equitativa y justamente, pensando sobre todo en el futuro que queremos construir.
Sí, probablemente tú tienes mucho que aportar al respecto y de seguro que tarde que temprano te vas a incorporar a los 30 ó 40 millones que estamos y estaremos luchando por otro proyecto de País.
Sergio Gómez Montero es analista político y miembro de OCE de BC.Correo: gomeboka@yahoo.com.mx
sábado, octubre 14, 2006
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