Serpientes y Escaleras.
Salvador García Soto.
10 de octubre de 2006.
Suena a guillotina.
El acuerdo alcanzado la noche de ayer por el gobierno foxista y los dirigentes de la APPO y del magisterio oaxaqueño, para permitir la incursión policiaca en el centro de la ciudad de Oaxaca, representa un paso hacia la salida al conflicto que pasa por cortarle la cabeza al gobernador Ulises Ruiz . Difícilmente, los radicales líderes habrían cedido a un punto tan sensible sin haber obtenido a cambio un compromiso concreto del secretario Carlos Abascal sobre su principal demanda, que es la salida del gobernador.
Porque al mismo tiempo que las bases de la APPO entraban a la capital del país, recibidos casi con alfombra por las autoridades capitalinas, y se plantaban afuera del Senado, sus dirigentes acordaban con Abascal la creación de una fuerza policiaca especial, dirigida por un funcionario federal, y a la que reconocerían como encargada de restablecer el orden en Oaxaca. Antes, los dirigentes de la APPO habían puesto sobre la mesa una petición inédita para Abascal: que en la formación de un nuevo gobierno local, la posición de la Secretaría de Gobierno se la den a uno de los suyos. ¿Habrá aceptado Abascal el planteamiento?, ¿lo habrán canjeado por el reconocimiento a la nueva formación policiaca?
Y mientras eso pasaba en Bucareli, en el Senado también se libraba una fuerte batalla. El PRD seguía impulsando la caída de Ulises vía la desaparición de poderes y, a cambio, en un intento de despolitizar el tema, proponía como gobernador provisional al senador del PRI, Alfonso Toledo. Pero los priístas rechazaban el guiño y no cedían ni un milímetro, mientras la posibilidad de que el PAN apoye la moción perredista e impulse un dictamen favorable a la disolución de poderes crecía por la operación que Santiago Creel y varios senadores panistas hacían a favor de esa vía.
Ante lo que se perfila como una alianza PAN-PRD, los priístas se atrincheraron en la Comisión de Gobernación, que preside el ex gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, para tratar de impedir siquiera que el dictamen de desaparición de poderes se discuta este martes. Pero aún con el presidente de la Comisión en contra, si el proyecto de dictamen entra y se somete a votación, la unión de los votos de senadores panistas y perredistas rompería el atrincheramiento del PRI para defender a Ulises Ruiz. porque la alianza entre azules y amarillos, para muchos impensable, avanza.
El PRD ha dicho que puede ir con el PAN en la votación sobre Oaxaca, y con el grupo dominante en la bancada perredista, el de Nueva Izquierda, que encabeza Carlos Navarrete, están en la tesitura de que es mejor aliarse con el PAN para casos específicos, que permitir que el maridaje PRI-PAN los arrolle en todos los temas. Ayer, un integrante de ese grupo, el secretario general del PRD, Guadalupe Acosta, reconocía la posibilidad de que su partido vote conjuntamente con los panistas el caso Oaxaca.
La gran incógnita, si se llega a concretar esa alianza en el Senado y se activa la guillotina para cortarle la cabeza, es qué hará Ulises Ruiz. Ha dicho hasta el cansancio que él no se va, y quienes lo han visto recientemente dicen que su determinación de no dejar el cargo es firme. ¿A que estará dispuesto el gobernador al que quieren llevar al patíbulo?
martes, octubre 10, 2006
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